Estos juguetes son mi trompo y mi yo-yo. Me recuerdan las tardes soleadas en las que nos reuníamos mis amigos y yo a aprender nuevos trucos y luego a realizar pequeños concursos, como el que pudiera poner el trompo en su mano sin que parara de rodar o hacer el perrito y el columpio con el yo-yo, entre muchos otros.

Una anécdota que recuerdo en particular, era que a mi me gustaba jugar tanto con el yo-yo que hasta me lo llevaba para el colegio para jugar con el en los descansos, lo que causo que un chico me colocara de apodo "la chica del yo-yo rojo".

Carolina Maria Pulido Serna
Estudiante de Lic. en Pedagogía Infantil
Universidad de Antioquia

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